No me quiero referir a estos temas en el plano técnico-académico. Deseo más bien hacer mención a la importancia que tiene para la vida diaria el decir y el hacer. Aquí se requiere rigor, fuerza, honestidad. Estos dos conceptos, el decir y el hacer deben andar siempre juntos.
Da verdadera lástima enfrentarse con personajes que dicen una cosa y luego hacen otra. No cumplen, no son verdaderamente hombres en el sentido más pleno de este término. Al decir del siquiatra español , Enrique Rojas, estos hombres pertenecerían a la categoría "light", livianos, no serios, incoherentes e inconsecuentes. Predican y no practican. Viejo pecado del ser humano.
Aunque cueste sacrificio y renuncias, hay que ser siempre coherente, de lo contrario nos envilecemos. En una sociedad en crisis de valores, no aportemos a la desintegración humana diciendo una cosa y haciendo otra. Este defecto se encuentra en el lenguaje común. Constituye un vicio de la comunicación humana.
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